lunes, 26 de octubre de 2009

Una palabra importante hoy en día

Qué significa offshore ?
definición y análisis de término


Offshore es una palabra anglosajona que significa alejado de la costa o mar adentro. Este calificativo se aplica a diferentes tipos de actividades que se realizan en alta mar como por ejemplo la explotación de plataformas petrolíferas o de obtención de energía eólica.

En el lenguaje financiero se utiliza el término offshore, metafóricamente, para describir cualquier actividad económica o inversión que se realiza fuera del propio país de residencia. Se puede tratar de productos muy variados: cuentas bancarias, pólizas de seguros, inversiones inmobiliarias, sociedades extranjeras, fondos de inversión, etc.


Debido a que estos negocios se realizan fuera del territorio donde uno reside, en castellano se les ha dado el calificativo de extraterritoriales. Esta palabra ha tenido sin embargo poca difusión, por lo que incluso en textos en castellano se emplea profusamente el término anglosajón.

A partir de los años 80, se fue restringiendo la aplicación del término offshore a determinados tipos de negocios. Se entendía que para poder hablar de una auténtica inversión extraterritorial ésta debía producirse en algún país o territorio que ofreciera determinadas ventajas con respecto al propio lugar de residencia. Hablamos de beneficios fiscales, facilidad de trámites para constituir sociedades, estrictas leyes de privacidad o de secreto bancario entre otros. Estas condiciones se dan en los llamados paraísos fiscales que, debido a la connotación peyorativa que tradicionalmente ha venido arrastrando este término, han pasado a autodenominarse jurisdicciones o centros financieros offshore. De este modo, en la actualidad, la palabra se emplea para describir a toda la industria y a la paleta de servicios que se ha desarrollado alrededor de los paraísos fiscales y otros territorios de baja tributación.

Muchos de ellos (aunque no todos) están situados en lejanas islas o territorios de ultramar, por lo que la definición inicial (alejado de la costa) es sumamente acertada. En cualquier caso, independientemente de que se hallen situados en el mar o no, todos estos territorios constituyen auténticas “islas fiscales”.

Veamos un supuesto práctico que ayudará a la mejor comprensión de lo expuesto hasta ahora:
Un ciudadano español decide abrir una cuenta bancaria en el extranjero, para realizar algunas inversiones. Si eligiera Panamá para este propósito, estaremos hablando de una cuenta bancaria offshore, y la inversión que realizará posteriormente será definitivamente de carácter extraterritorial. Por el contrario, si decidiera abrir su cuenta en Francia, no se consideraría una operación extraterritorial. Francia, pese a tratarse de otro país, tiene un sistema fiscal similar al español y al ser un país miembro de la Unión Europea cuenta con diferentes tratados de colaboración e intercambio de información con España. La persona de nuestro ejemplo no obtendría ninguna ventaja especial por abrir su cuenta en Francia y desde luego la confidencialidad de su depósito podría verse también seriamente comprometida.

Cabe añadir que a las inversiones o negocios realizados dentro del propio país de residencia o, como visto en el ejemplo anterior, en uno con un sistema tributario similar, se describen con el término onshore (dentro de la línea de la costa).

Siguiendo la definición dada anteriormente, parece bastante sencillo establecer cuando una operación económica puede considerarse extraterritorial y cuando no. Pero en la realidad la línea divisoria a menudo no está tan clara. Diversos organismos publican listas de los estados que son considerados paraísos fiscales. Sin embargo, al margen de éstos, existen numerosos territorios que de alguna u otra manera ofrecen ventajas al inversor extranjero. Estas no siempre tienen que ser de carácter fiscal.

Países como Suiza o Letonia, se han destacado, por ejemplo, por sus estrictas leyes de secreto bancario. Otro ejemplo es Irlanda, que ofrece importantes beneficios fiscales para las profesiones relacionadas con las artes creativas (escritores, cantantes...).

De este modo, muchos inversores aprovechan resquicios legales y características especiales de algunos países considerados onshore, para utilizarlos como si fueran auténticas jurisdicciones offshore.