sábado, 24 de octubre de 2009

Entrevista a ARNOLD HARBERGER

Opinion JM:
Respecto a la inversión pública, y como en todo, debemos tener nuestras propias ideas. He podido ver que los formuladores y/o evaluadores e incluso sectoristas ministeriales, con distinta formación profesional, ven en el SNIP casi como a una religión, es decir se guian por dogmas de fé.
Particularmente considero que deberiamos detenernos un momento a pensar que estamos haciendo y por qué. Debemos entender que el SNIP ha sido consevido sobre una ideología propia, todos los proyectos en los que debiera invertir el Estado se justifican por el lado de la demanda. Esta forma de justificar la inversión podría ser la más adecuada para una empresa privada, pero hay ocaciones en que los proyectos de inversión pública se puedan justificar por el lado de la oferta, por ejemplo podriamos implementar un hospital de máximo nivel en todas las capitales de departamento de país como un cuestión estratégica para el desarrollo de habilidades y conocimientos de manera descentralizada. Lo mismo puede hacerse con la educación basica, tecnica y superior dotarlas con servicios de movilidad, alimentación, diversos tipos de tecnologia, bibliotecas, centros de investigación, otros ejemplos son las carreteras, el metro de Lima, cosa para lo cual podria no existir demanda pero si podria haber un interes estrategico del país para llevarlo a cabo.
Hay que tambien comentar que el SNIP y los otros sistemas del Estado Peruano han sido diseñados para evitar gastar o gastar lo menos, y esto se jsutifica por el largo historial de corrupción que hasta la fecha se registra en el Perú. Con todo ello el Estado Peruano se ha convertido en una especie de mal comprador en donde lo único que le interesa es el precio y no la calidad.


Vlviendo al SNIP como esta actualmente estructurado tiene una limitante en que no maneja temas de estrategia ni planificación, y no permite que sus agentes desarrollen creatividad propia, todos repiten la misma paporeta, mi propuesta es pensar nosotros mismo, lo cual podria ser acusado de subjetividad por algunos, pero diganme que desición que toma el ser humano en este mundo es 100% objetiva, ninguna. Tampoco es el otro extremo hacer las cosas por el capricho de alguien, sino más bien creo que el SNIP debe permitir que se justifquen proyectos por el lado de la oferta, pero de manera planificada y con justificación estrategica de la nación, esto sería ideal para mega inversiones, que es lo que actualmente el país necesita, siempre estamos haciendo cosas pequeñas obritas, y encima para ello existe un monton de burocracia. La primera tarea es obtener una nueva moral y poteriormente una nueva mentalidad y pensar en grande.
Bueno para no seguir aburriendo les copio la siguiente nota de El Comercio del 14.oct.2009, que es uno de los puntos de vista de lo explicado líneas arriba.
ENTREVISTA. ARNOLD HARBERGER
Solo reconoce el costo quien lo asume
Un recurrente candidato al Premio Nobel de Economía está de visita en Lima. Vino invitado por el Ministerio de Economía y Finanzas y, por supuesto, por su titular, Luis Carranza
Por: Luis Davelouis Lengua

Solo escuchamos su voz y nunca lo hemos visto, pero su reputación lo precede largamente. Arnold Harberger es casi una celebridad de la economía. Es considerado uno de los padres —nada menos que con Milton Friedman— de los llamados Chicago Boys, economistas entre los que se cuentan más de 30 ministros de Economía o presidentes de bancos centrales de economías emergentes (incluyendo Argentina, Perú y Chile). Harberger llegó ayer para dar mañana una conferencia magistral en la reunión latinoamericana sobre los sistemas nacionales de inversión pública (SNIP en el Perú). Está convencido de que estos mecanismos son indispensables y de que el Estado, si quiere velar por los pobres, debe hacerlo a través de programas de salud, educación y vivienda.

¿Por qué es tan complicada la inversión pública?
Porque representa un desafío enorme enfrentarse a distintas fuerzas políticas que presionan desde todos los frentes buscando siempre prevalecer sobre otras. Y hay proyectos muy buenos y otros muy malos, y hasta antes de que se crearan mecanismos como el SNIP no pasaban por ningún filtro que los diferenciara. De lo que se trata es buscar el máximo beneficio al menor costo y eso, además, no es percibido por todos…

¿Cómo así?
En realidad es muy fácil: la pregunta es si los beneficios son mayores que los costos. Digamos que hay una provincia que reclama el desarrollo de un proyecto de embalse de aguas que costará US$200 millones y tiene un beneficio que será la mitad de eso (US$100 millones). Uno pensaría que nadie estará entusiasmado por llevarlo a cabo, pero estará equivocado: para la gente de esa región sería lo mejor que podría pasarles, porque ellos solo pagarán el 20% del costo (US$40 millones) y lo que falta será financiado por el resto del país. Y ese es el problema: la gente involucrada no reconoce el verdadero costo porque ellos no lo pagan. Eso pasa en todo el mundo.

Entiendo lo que dice, ¿pero no es también tarea del Estado redistribuir la riqueza, justamente a través de inversión pública, construyendo un embalse de US$200 millones en un lugar que tendrá el máximo beneficio, pero que jamás podría costearlo?
La función del gobierno es ayudar en la lucha contra la pobreza, eso sí es una parte del cuento, pero son dos cosas distintas: imagine que tenemos cinco proyectos en cinco puntos distintos del país. Los beneficios de algunos de ellos doblan el costo y los de otros no llegan a la mitad. Como se tiene un presupuesto limitado, hay que elegir y hay que ser conscientes de eso. Además, hay tecnologías que están orientadas a las llamadas necesidades básicas de la población: el Estado puede decir a la entidad del SNIP: “Estamos dispuestos a pagar 20%, 30%, 40 % o más para producir este beneficio si es que va al 20% más pobre de la población…

Entiendo… lo que usted dice es que el tema puede ser utilizado políticamente.
Esta gente en las provincias tiene sus congresistas, a quienes, lógicamente, impulsar estos proyectos les es rentable y les funciona porque tienen un electorado ante el cual responder.

Los criterios, entonces, distan de ser objetivos. Imagino que también lo ha visto en el Perú.
Del Perú no sé nada, pero tengo 40 años trabajando en este tema. Si, por ejemplo, yo le digo a una empresa que sus costos para realizar un proyecto van a ser mayores a lo presupuestado y que los beneficios que proyectan están en sus sueños, y los convenzo, la empresa va a desistir automáticamente. Y eso es porque ella asume los costos y recibe todos los beneficios. En muchos proyectos de inversión pública los costos se reparten entre todos, mientras que los beneficios van a focos reducidos de la población, focos que van a luchar para que el proyecto se realice de todas maneras y probablemente vayan a ganar la batalla ayudados de músculo político.

Entonces, ¿si no es rentable para todos no se debe hacer?
Decir que todos los proyectos malos del mundo no lo han sido porque todos han beneficiado a los pobres es ilusorio (sic). Los beneficios se distribuyen generalmente entre la población: ¿el beneficio de un proyecto de riego va para quienes trabajan la tierra o para los dueños de esta? Lo mismo un proyecto de transporte… ¿Quién se va a beneficiar más? Todo esto es medido por el SNIP.

¿Cómo redistribuye el Estado entonces?
Encargándose de invertir en programas de salud, educación y vivienda, porque esa es la manera de realmente enfocar la atención en la gente pobre.

LA FICHA
Nombre: Arnold C. Harberger.
Profesión: Economista.
Edad: 85 años.
Estado Civil: Casado (su esposa es de Chile).
Estudios: Ciencias Económicas en la Universidad John Hopkins y doctor en Economía por la Universidad de Chicago.
Especialidad: Finanzas públicas
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